¿Por qué me castigo si no me sale perfecto?
Me he dado cuenta de que muchas veces me equivoco, soy capaz de ver mi error y otros también. Ya sea porque estoy en un entorno de trabajo o porque actúo de forma errática delante de otros. Esto me ha llevado a mirar las vidas de otras personas, principalmente por instagram, ¡madre mía, es todo tan perfecto!
Lo que me condujo a comenzar a pensar que a los demás les salen las cosas perfectas, que yo soy torpe, me falta memoria y un poco (bastante) desastre… En estos pensamientos llevaba inmersa varios días cuando una de las cuentas de yoga que sigo publica un «making off» de los vídeos que suben en un lugar idílico, frente al mar, con olas rompiendo… en este detrás de las cámaras esas mismas olas que hacen del vídeo una maravilla también llegaban a la esterilla, la empapaban (y con ella la monitora), aparecía alguien que la secaba… y así miles de veces, hasta conseguir EL VÍDEO PERFECTO…
Por otro lado… volver a un trabajo anterior y dándome cuenta como mi cerebro había almacenado, que no borrado, en un lugar remoto pero accesible toda la información para poder seguir desempeñando la tarea con normalidad me a hecho pensar y entender profundamente… que la perfección es una MENTIRA…
Somos creadores, con unas capacidades increíbles. Cada uno destacamos en un ámbito, pero incluso dentro de ese campo que pensaba que se me daba tan bien LA CAGO, y sé que tú también, te cueste más o menos aceptar esto.
Para mi esto es alivio, es simplemente aceptar que soy una persona… y que hay muchas cosas que se le escapan a mi mente… siendo la única que no se me puede escapar aceptar que me equivoco. No es que diga que soy una perfeccionista, la verdad que no… pero al menos ya no tengo el peso de compararme con la perfección de otros, porque sé que no existe y puedo admirar cuando alguien hace algo bien, pues por mucha costumbre que tengamos, no es fácil hacerlo siempre bien. A la par que puedo ser más compasiva con aquellos que se equivocan… pues… también son humanos.
Llena de paz por poder aceptar esto, permitirme el error y celebrarme el acierto.